TU RITMO INTERNO

En la interacción del individuo con el entorno es una posibilidad darse cuenta que todo está vivo, está interconectado y pulsa con el origen. El universo es movimiento y se expande a una velocidad inimaginable, de igual forma la tierra como organismo viviente se mueve, lo que se conoce como el movimiento de rotación y traslación.

 

Del mismo modo,  el día, la noche y las estaciones tienen su propia dinámica, marcada por un movimiento singular, que es autónomo, que no se puede controlar desde el exterior, que ocurre con periodicidad siguiendo pautas regulares. Si estos eventos suceden de manera natural, espontánea y fluida en la Pachamama,  en las personas que somos sus hijos también, tú tienes tú ritmo, el/ella el suyo y yo el mío, aunque hagamos cosas juntos cada uno tiene un ritmo propio que es único, en definitiva no hay otra persona que lo tenga igual.

 

En lo expuesto se refleja que el potencial de la vida se expresa en la biodiversidad de seres vivos coexistiendo y, el ser humano  desplegará su plan interno en correspondencia con un entorno favorable. A nivel fisiológico los latidos del corazón marcan tu ritmo propio, la cadencia cardíaca es única como el iris del ojo o la huella digital  singular en cada uno.

 

El ritmo interno de las personas hace referencia a la biología, neurología y psicología que regulan las diversas funciones del cuerpo humano. Este ritmo está influenciado por factores como la genética, el medio ambiente, la dieta alimenticia y en general con el estilo de vida. También el reloj biológico interno está conectado con el ritmo circadiano, que regula los procesos en función de la temperatura corporal, la secreción de hormonas y el metabolismo que funcionan automáticamente, la naturaleza es sabia. Este ritmo varía de una persona a otra, lo que explica por qué otras personas están más activas durante la noche.

 

Respetar el ritmo interno de cada niño, adolescente, adulto y anciano, le permite tomar consciencia de su corporalidad en relación al entorno, tomar las decisiones y, a su vez realizar sus actividades según su estado de desarrollo de manera adecuada. Esto es posible hacerlo sólo cuando se respeta al otro ser tal cual es con sus cualidades diferentes a las nuestras.  Entonces, para mantener la coherencia entre los procesos de individualización y socialización es vital respetarnos mutuamente. 

 

Está singularidad en el ritmo es un determinante para que cada individuo se manifieste tal como es en su entorno social,  con sus necesidades y potencialidades,  en el momento oportuno de acuerdo al sistema de creencias familiares ya que la cultura también tiene sus acuerdos sociales.

 

He observado que, el momento en que se interfiere en el ritmo interno especialmente en los niños, lo que se intenta es homogeneizarlos en específico en el aprendizaje, ¡qué grave error!  Si pretendo que un grupo de niños vaya al mismo ritmo-tiempo como ocurre en los salones de clase,  esto aunque existan buenas intenciones es violencia, ya que no se está respetando: el sistema educativo tradicional  ha uniformado a los individuos, los compara y tiene indicadores para calificarles.  Por supuesto que esto afecta a la toma de decisiones individuales que va en función del grupo, a la satisfacción de necesidades auténticas de desarrollo de cada persona y en especial se pierde la motivación por auto aprender.

 

Cómo vemos por lo expuesto atentar a las manifestaciones propias de cada ser es la peor equivocación del sistema educativo convencional, que ya vemos que ha entorpecido el desarrollo de los niños y adolescentes, más aún cuando se descalifica los ritmos propios catalogándolos de retraso o adelanto.  La pregunta que surge es:  ¿Qué nos impide respetar el ritmo individual? ¿Por qué queremos homogeneizar el ritmo? 

 

La enseñanza convencional está influenciada por un sólo método para cumplir con el programa curricular que es obligatorio.  No obstante, de lo poco que se sabe, las investigaciones en neurociencia demuestran a través de scaners y tomografías que el cerebro, el holograma del universo, tiene un potencial infinito –por la capacidad de conexiones neuronales que hace– No obstante, insisto en que algunas personas aprenden mejor a un ritmo rápido y prefieren la inmediatez en la retroalimentación, mientras que otras necesitan más tiempo para procesar, asimilar la información y reflexionar antes de avanzar. 

 

En la perspectiva del Laboratorio Autodidacta el aprendizaje es una función orgánica como respirar y también se asocia con las funciones ejecutivas como la atención, la planificación, la concentración, la memoria de trabajo, la inhibición y la motivación. (Joaquín Fuster, Cerebro y libertad, 2013).

 

Es primordial reconocer y respetar los diferentes ritmos de aprendizaje para que exista fluidez en el despliegue del potencial de cada individuo. Por esta razón se propone preparar espacios para que el aprendizaje sea autónomo, la libertad en la interacción permite ir de acuerdo al propio ritmo, sin que esto interfiera en la dinámica de unos y otros, lo cual es lo más acertado.  En un ambiente preparado la diversidad en los ritmos de aprendizaje enriquece el proceso educativo al fomentar la inclusión y el respeto por las diferencias individuales. 

 

Seguimos corazonando juntos.




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